El niño salvador-salvado de los peces de las charcas

DEDICADO CON TODO MI AMOR A MI NIETO ROBER

El niño SALVADOR-SALVADO de los peces de las charcas

    Quiso el destino que la Vida y la Muerte del anciano Rober tuvieran como denominador común una misma fecha: el 10 de Julio de todos los años desde que él vivió siendo un adolescente, aquella extraña experiencia.
Seis barcos de guerra fondearan en la ria de Sagnac, controlando que ningún barco navegara por sus aguas aquel día y si bien en esa fecha los visitantes que acudían ha ver el misterio de los peces se contaban por miles, esta vez era fácil calcular la cifra en decenas de miles de personas que sin saber lo que esta vez podría pasar, presentían algo más misterioso. ¿ Que harían los peces esta última y definitiva vez...?. Como cada año, los lugares más cercanos a la playa, estaban reservados para los niños más pequeños porque "aquello" que sucedía cada 10 de Julio, cambiaría sus vidas para siempre.
La fama social de aquel "efecto" se pregonaba por todas las partes del mundo, pero verlo en directo era lo que hacía tomar conciencia a los más pequeños de la importancia de salvar a los pequeños peces que quedaban varados en las charcas de la playa cuando se producía la bajamar y desde el primer año que me enteré de su historia, no dejé de visitar esa playa cada 10 de Julio ni menos de quedarme impresionado de lo que allí se veía..
   Cuando me contaron su historia me pareció de los más incrédulo y misterioso, en el supuesto de que fuera verdad, pero cuando comprobé que era verdad, sentí que en esta vida no sabemos ni la mitad de las cosas misteriosas que suceden o almenos, no sabemos explicar el porqué de las mismas sobre todo que se produjera  solo en aquella fecha. Es como si los peces, desde el fondo del mar, nos estuvieses viendo, escuchando y entendiendo lo que hacíamos. Me contaron que cuando el anciano Rober era un niño de cinco años, su Abuelo, en los meses de verano, lo llevaba a la playa cuando ya se había producido la bajamar y en la cual, quedaban pequeñas charcas de agua por las cuales se movían pequeños peces que se habían quedado estancados hasta que la nueva pleamar, volvía a cubrir la playa de mar y los peces podían regresar a sus casa, fuera de las charcas estancadas. Al pequeño Rober le hacía una gran ilusión bajar a la playa con su Abuelo, armados con dos ganapanes con los cuales rastreaban el agua de las charcas y sus algas, para depositar luego los inocentes pececiños en botes de cristal que les daba la Abuela en donde esta guardaba la mermelada casera. Pero no podían evitar que a las pocas horas, aquellos minúsculos pececiños fallecieran en los mismos, pero no por ello, disminuía la ilusión del pequeño Rober de volver a la playa en bajamar, para pescar sus peces.
Sin embargo, el Abuelo tuvo una mejor idea y se la contó:
-Rober, los peces que cogemos en las charcas de la playa, seguramente son bebés de peces que no se dieron cuenta de la bajamar y se han quedado presos hasta que se vuelva a producir la pleamar y se llene la arena otra vez de agua de mar, por lo tanto, estoy pensando que sus mamás y sus papás estarán muy tristes porque no pueden salir del mar y navegar por la arena para recogerlos. También.  los peces, estarán muertos de miedo y la mayoría se morirán.... por eso ¿ que te parece que cuando los recojamos en los botes de cristal los llevemos a la orilla del mar y los depositemos en el agua, en donde sus papás estarán cerca y así podrán volver a sus casas del fondo del mar...?
-Buena idea Abuela porque así seremos como sus salvadores ¿ no es verdad...?
-Tienes toda la razón, mi pequeño Príncipe y tu serás su salvador
-¡¡¡ Pues empecemos a salvarlos, Abuelo
Y desde aquel día, bajaban a la playa para recoger los peces de las charcas que nadaban desesperados
para después depositarlos sobre el mar alejándose velozmente hacia sus madrigueras marineras para sorpresa de sus padres. Me cuentan que con el paso de los años,cada vez que Rober se acercaba a una de las charcas, los peces se mantenían quietos esperando ha ser recogidos como si supiesen que aquel niño los iba ha salvar. Y así sucedió durante muchos años hasta que dió realmente comienzo la verdadera historia de Rober. Esta sucedió cuando cumplió sus 15 años, osea un 10 de Julio. Ese día, como todos los días del verano, Rober y sus amigos bajaban a la playa y entre sus juegos había uno preferido. Cada uno debía lanzarse al mar y nadar lo más lejos posible hasta sentir que no podían avanzar más. En ese momento, levantarían un brazo, marcando el sitio y volverían a la playa. Cuando le tocó el turno a Rober, este se lanzó veloz pero cuando se encontraba al final de sus fuerzas, un tremendo y doloroso calambre paralizó su cuerpo en el momento en que levantaba el brazo. Sus amigos notaron que algo no iba bien pues la distancia recorrida era inferior a la de otros años. Su cuerpo comenzó a hundirse en el mar pero de repente, su cuerpo sufrió una sacudida quedando panza arriba y con el cuerpo en dirección a la arena de la playa.Al instante comenzó a moverse sobre el agua a gran velocidad no dando tiempo a tomar ninguna reacción a sus amigos porque veían que aquel cuerpo navegaba sin nadar a la misma velocidad que un barco. Cuando llegó a la orilla, observaron que miles de pequeños peces, se habían unido formando una colchoneta por debajo del cuerpo de Rober para impedir que este se ahogara y así lo trajeron a tierra firme. Todos estaban asustados pero no había tiempo que perder. La ambulancia mecanizada ya había llegado y después de los primeros auxilios, lo llevaron al Hospital donde lo recuperaron, permaneciendo 2 días ingresados.
En la playa, todo el mundo quedó paralizado después de ver ... lo que vieron y aún siendo verdad.... no podía creérselo. Pronto la noticia corrió de voz en voz pero nadie supo dar una explicación... en el supuesto de que "aquello hubiese sido cierto...ª.
Al día siguiente, solo el Abuelo comprendió lo que había sucedido:

-Mi pequeño Príncipe, llevas muchos años salvando la vida a diminutos pececiños en las charcas de la playa por la bajamar.... y por alguna razón, eso que haces, lo han contado a sus tribus marineras y esta vez, al verte en peligro, se han unido todos al instante y te han salvado la vida como tu se las salvaste durante tanto tiempo
-Pero ellos no me conocen ... ni piensan  ... ni hablan ...
-Los humanos desconocemos tanto a los animales que muy pocas cosas sabemos de ellos.
Pero aquella conclusión del Abuelo no convenció a nadie y aquel suceso fué quedando en el olvido, menos en la mente del joven Rober.... aunque no le diría nada a nadie hasta el próximo año. El anciano Abuelo, no llegó ha ver el final del invierno, pero Rober no dejó de bajar a la playa en la pleamar en recuerdo de aquel anciano que tanto le quería
Y el verano llegó y con él, en plenas vacaciones, siguió jugando en la playa con sus amigos, pero cuando llegó el 10 de Julio, volvieron a repetir el juego de nadar hacia la lejanía. Pero esta vez, sería distinto. A mitad del recorrido, Rober "simuló" un agarrotamiento y dejó que su cuerpo se hundiese, más, al instante, otra vez, miles de pececiños, formaron una colchoneta, manteniéndolo sobre la superficie de la ola y rápidamente acercándolo a la playa para desaparecer como un rayo. Todos fueron testigos esta vez del manto de los peces y todos comprobaron que el joven se encontraba bien, entonces comprendieron que había tenido razón el Abuelo. Pero, solo el 10 de Julio, Rober se lanzaba al mar haciendo un simulacro de hundimiento para que todo el mundo, ya por miles, sobre todo los niños, vieran como los peces, creían salvarle la vida en agradecimiento a todos los peces que él recogía en la pleamar y ese ejemplo, fué seguido por miles y miles de niños que bajaban a las playas para salvar peces, pues sabían que si algún día ellos estuvieran en peligro, vendrían los peces a salvarlos.
Pero esta vez, este 10 de Julio era diferente. Rober, siendo ya mayor, había fallecido el día anterior en un trágico accidente de coche. Dejara escrito que cuando falleciese, su cuerpo depositado en una tabla, debía seguir los destinos del mar y las olas. Cientos de miles de turistas, querían presenciar lo que podía pasar por última vez .... y pasó.Cuando su cuerpo fué depositado sobre la gran tabla, esta simplemente se movía al vaivén suave de las olas.... hasta que.... del fondo del mar, emergió una enorme mancha oscura, formada por miles y miles de peces pequeños y grandes que fueron arrastrando suavemente la tabla hasta  alejarse de la orilla hasta llegar a la distancia que Rober acostumbraba a nadar. Allí se paró y extrañamente dió tres vueltas alrededor, como un símbolo de saludo, para hundirse con el cuerpo de Rober hasta el fondo de los mares. Todos los asistentes, incluidos los más pequeños, aplaudieron dándole el último saludo , mientras sus ojos se llenaron de lágrimas. Habían perdido a un amigo, pero sabían que este, descansaría para siempre junto a los peces. En su memoria, se prohibió nadar en aquella playa el día 10 de Julio y muchos o casi todos dicen ver a diferentes horas de ese día, un extraño cuerpo de joven nadando velozmente, mientras que su cuerpo lo empujan NO DOS PIERNAS sino una enorme cola de tiburón sobresaliendo del agua.