"""""" El Niño y el misterioso Caracol ...""""

Sobre el musgo de una gran roca, un Caracol se hacía el dormido
pero cuando Pablito al pasar lo vió, dijo " Caracol, quieres venir conmigo?",
el Caracol sorprendido al escuchar la invitación de aquel pequeño niño
sacó sus dos cuernos, como si el mimsmo Sol acariciara su cuerpecito
que al verlo, el niño sorprendido se dijo." ¿ me has escuchado, me has entendido?"
y volvió ha esconder sus cuernos esperando a que el niño le dijera lo mismo.

"¿ Y ahora escondes los cuernos? me parece que aparte de Caracol eres un diablillo
¿quieres o no quieres venirte conmigo...? te cogeré por tu caparazón despacito
y te llevaré a mi casa y te daré verdura y comerás en la mesa conmigo ... "
Y así fué como el pequeño Pablito, llevó oculto aquel pequeño Caracol ...
y dentro de una botella le encontró un nuevo y protegido sitio ....
que mientras los dos merendaban, él hacía de clases, sus ejercicios.

" Uno más uno ... tres.." y cuando eso dijo, el Caracol sacó sus dos cuernos
y vió a los ojos del niño, pero este no le dio importancia ... al principio
"uno más dos ... cuatro" repitiendo su nuevo error en sus ejercicios
y otra vez el Caracol sacó sus dos cuernos y despues ocultó ... uno
y esta vez el niño sintió algo extraño, como si el Caracol le dijera,"no está bien escrito"
"¿acaso son tres ...? ¿"es eso lo que tus cuernos me dicen de mi ejercicio..?"

Esta vez el Caracol, ocultó de una vez sus dos cuernos, demasiado pequeñitos
y el niño volvió a preguntarle más sumas y a todos el Caracol le respondió
como si hubiese ido a la Escuela y entendiera las preguntas del niño
Desde aquél día, lo llevaba a la Escuela, escondido con cuidado en uno de sus bolsillos
le buscaba comida fresca y en la merienda, comían lo que el destino les había previsto,
y cuando no eran sumas, telepaticamente el Caracol le decía lo que la profe había dicho.


"" El Niño hambriento y el Duende del bosque ""

"" El Niño hambriento y el Duende del bosque """
Apoyado los pies sobre las aguas de un río ...
lloraba un niño su hambre de un bocadillo,
mientras los peces subían asustados
viendo unos pies, dentro del agua, sucios y fríos.

El niño lloraba sin percatarse que los peces le estaban mirando,
-¿Que le pasará a ese niño que los pies sigue mojando...?
-No lo sé- dijo el Salmón- pero me parece que está llorando...
--¡¡¡Lamar al Pez Volador y que se entere de lo que le está pasando!!!.

-¿Y a quien le pregunto, si yo no hablo como los humanos...?
-Busca al Loro Real que él sabrá preguntárselo..
Y veloz saltó del río el Pez Volador, con aquel encargo
y a lo largo del río buscó al loro, esperando no ser devorado.

¡¡¡Vaya, vaya con la orden que me han dado....!!!
-¿quien me mandaría saber volar y no ser más
que un pez, que bajo el río...sigue nadando...?
¡¡¡allí está el Loro...él sabrá como preguntarlo...!!!.

El Loro Real sabía que solo uno podía ayudarlo,
era el Duende del bosque...mucho más pequeño que un lagarto,
pero de bueno e inteligente... como cualquier anciano
y una vez enterado,corrió hacía el niño que seguía llorando.

-¿Que te ha pasado que los pies tienes ablandando ...y
el nivel del río subió con las lágrimas que sobre él,vas dejando?
-Quien eres que apenas te veo pero hablas tan alto...?
-Soy el Duende del bosque y los peces, para ayudarte,me han llamado.


¡¡¡¡ LA PUERTA BLANCA ... !!!!

 El fútbol era su gran pasión y por las noches soñaba con ser de mayor un famoso jugador pero su puesto de Capitán del equipo, le daba otras satisfacciones. Ninguno de sus compañeros, decidía nada sin contar con su opinión que era la decisión final y todo eso preocupaba a sus padres por la mala marcha que llevaba en sus estudios. Esa pasión, como a otros niños, le alejaba un poco de sus deberes escolares y ya no sabían que decirle para que estudiara un poco más. Castigarlo con prohibirle jugar si sus notas peligraban era demasiado castigo para su único hijo y esperaban que poco a poco, fuese responsabilizándose, pero entendían que su popular figura infantil, también le hacía sentirse feliz e importante.
               Aquel duro invierno complicaba más las cosas y a ello se le unía el temor a una nueva gripe o una posible pulmonía porque las horas de fútbol, bajo la fría lluvia, les helaba el cuerpo.¡¡¡¡ Así se harán más fuertes….!!!le decía su marido, pero para ella, aquel temor la entristecía. Y ese instinto maternal, ese … “ sexto sentido de madre…”, pronto iba a convertirse en una cruda realidad.
            Ese día, como siempre, el partido se desarrollaba bajo un fuerte aguacero y aunque  el entrenador les aconsejó parar el partido, RUBEN, como Capitán del equipo, no iba ha resignarse con abandonar, perdiendo 1-0  y como un verdadero profesional, empujaba, bajo la fría lluvia, a sus compañeros a continuar.,.
-¡¡¡ Ahora no …. Antes debemos empatar…. ahora…nunca….vamos….!!!
                 Y esa aptitud, asombraba a los directivos del Club que presenciaban aquel partido. Empapados…. helados …sudando, corrían tras el balón, cuando RUBEN recibió un magistral pase de su primo Elio sobre su cabeza y lanzó su cuerpo al viento para dirigir el balón hacia dentro de la escuadra, imposible de ser parado, pero en pleno descenso … su cuerpo se resintió….. se rompió ….. y cayó desplomado sobre el manto de agua que cubría la hierba sin  levantarse… sin moverse … como si todo su cuerpo, hubiese quedado abandonado de un simple gota de sangre. Asustados y conscientes de la gravedad que habían presenciado, corrieron hacia el niño y sin esperar un segundo, lo taparon con una manta, medio mojada y lo introdujeron dentro del coche del Presidente del Club, el cual, con la bocina a todo sonar, voló  sobre el mojado asfalto de la carretera camino del Hospital que se encontraba a escasos 500 metros. Mientras, el entrenador llamó a su mujer que en ese momento trabajaba como médica de urgencias del mismo para informarle de la gravedad y que estuviesen preparados. Otros directivos, se dirigieron a la casa de RUBEN para informar a sus padres, sin matizar la gravedad de lo que había sucedido. A las preguntas de que si estaba vivo o muerto…nada podían confirmarle, aunque sus presentimientos eran demasiados “negros” y entraron dentro del coche del padre de Elio, volando también hacía el Hospital, convencidos de que jamás volverían a escuchar la voz de su hijo.
   

El Sapo, la Serpiente, el Duende y el Gato.

El Sapo, la Serpiente, el Duende y el Gato.
Cantaba un Sapo al lado del Estanque Sagrado
cuando una Serpiente se acercó para tragarlo,
el Sol calentaba las aguas y el prado,
los pájaros volaban de una rama a un árbol.

El Sapo hinchaba su pecho para endulzar su canto
sin ver que sigilosa, la serpiente se iba acercando
con su lengua oliendo y su veneno preparado
y el sabor de la carne, por su cuerpo pasando.

Sería un bocado aquel Sapo, que seguía cantando
y cerca de allí un Gato los seguía observando,
sin saber que hacer para evitarlo,
la serpiente, a él mismo podía matarlo.

El Sapo cantaba... la Serpiente se seguía acercando
y el Gato pensaba... ¿qué hago... qué hago...?
cuando vio una cuerda al pie del tramo de un árbol,
tal vez así podría evitar la muerte del sapo...

Pero ya era tarde, la Serpiente sobre el Sapo se había lanzado,
levantando su cuerpo... abrió la boca con sus colmillos afilados
por donde el veneno brotaba para clavárselo al Sapo,
y tragar su carne que bajo el Sol... seguía cantando.