""" A la memoria de Charlie.... el fiel canario de mi Padre """""

He leído y me han contado muchas historias reales de la extraordinaria fidelidad entre los animales, normalmente perros, y sus dueños, llevada hasta su propia muerte, y un caso real por haberlo vivido personalmente, sucedió entre mi Padre y su fiel e incansable cantador canario. Charlie.

"""""Esta bella y dramática historia, comenzó a principios de 1.974 y terminó en el verano de 1.975. Por aquel entonces, mi Padre, que toda la vida profesión la había efectuado como cocinero de aquellos viejos barcos de pesca, en donde los humos y los gases, unido a su vicio de fumar, crearon el mejor hogar para desarrollarse un grave y avanzado cáncer de pulmón, que marcaron su sentencia de muerte. No sé cuando le entro la afición por tener un canario, pero posiblemente, el hecho de no navegar y encontrarse enfermo, unido seguramente a que su peluquero era un afamado criador (vendedor) de canarios, fuera este el que le convenciera de tener uno y así, pasaría varias horas ocupado limpiándole etc. etc. El caso que llegó a tener treo   cuatro jaulas, pero por diferentes razones, se les morían o escapaban a la calle etc.
Mi padre, comenzó ha sentir un cariño especial por estos animales y le escuchabas hablar como se expresan los profesionales cuidadores. Bueno, hasta que un día, llegó con otro canario, que él siempre había intentado comprar pero no convenciera al vendedor. Es posible que este aburrido, se lo vendiera para que lo dejara en paz y con él, llegó Charlie a casa sobre la primavera de 1.974. Y se enamoraron el uno del otro.  Charlie, no más escuchar como le silbaba mi Padre, parecía responderle como diciéndole  " jefe, yo canto mejor que tú..." y ya no paraba. Recuerdo que a la hora de comer, teníamos que TAPAR CON UN PAÑO a Charlie, porque si no estaba tapado, era imposible comer y menos establecer una conversación. Sus extraordinarios sonidos agudos graves, altos y bajos, te hacía sentir la delicia de escuchar estos animales durante horas. Pero el cáncer seguía su proceso destructivo y una tarde de Enero, tomó su último aliento y nos dejó. Estoy convencido que hasta aquel día, Charlie se había convertido en la más importante para mi Padre y Charlie, seguro que le cantó las mejores melodías de su alma, para que así, él descansara en Paz, como lo hizo. El dolor de aquellos días me hizo olvidar a Charlie, hasta que una mañana mi madre me dijo lo que le notaba a Charlie
-¿Sabes que desde que se murió tu padre, Charlie no ha vuelto a cantar y lleva todo el día acurrucado en una esquina de la jaula...?
-¿Como .....? apresuradamente me acerqué a la jaula y ... allí en una esquina, formando una pelota de recogido, estaba Charlie. Yo le cogí entre mis manos pero él seguía inmóvil...¿ Le pasará algo..? pregunté a mi madre.
-No lo sé, solo veo que de ahí no se mueve y como si le dejo a su lado ensalada y bebe si le dejo el agua pegada a su cuerpo.
No sabíamos... no teníamos respuesta. Mi madre, que jamás había sentido el m´´inimo cariño por ningún animal, comenzó a cuidarlo, tal vez por el recuerdo de mi Padre. Lo llevó a los mejores expertos, le cambió de jaula, le compró vitaminas ( si en vida de mi Padre, se entera de que mi Padre le compraba una vitamina, aquel día seguro que había un disgusto) lo llegó a limpiar los espolones, porque como no se movía, sus heces contaminaban sus pies de hongos, pero Charlie de allí no se movió ni volvió a cantar. Era como si la muerte de mi padre, fuese para él su propia muerte. Así lo entendimos..
 Hasta aquel día del verano de 1.975. Habían pasado 7 meses y Charlie permanecía allí. Ese día, como muchos otros yo me acerque a él, pero en vez de hablarle, inconscientemente, le hice el sonido que mi padre le hacía en vida... o si acaso " no era yo quien se lo hacia...."""
                              -------- SIIISSSSBUIISSSBUUUISSSS ...............
y un misterioso suceso ocurrió. Charlie que permanecía en su sitió de siempre, al escuchar aquel sonido, lentamente se fue incorporando y mientras yo seguía, comenzó a agitar su cuerpo al viento y yo asustado, paré. Charlie, lentamente, volvió a su posición de letargo; llamé a mi madre y le dije
-¡¡¡¡Fíjate lo que hace Charlie ....!!!!!! - y volví a silbar como lo hacía mi Padre. Charlie, otra vez, lentamente comenzó a ponerse en pie y con una brutal fuerza, golpeó sus alas contra la jaula, como intentando derribarla y escapar. Repetí unas cuantas veces más por si era verdad lo que Charlie no quería decir y lo dejamos descansar, pero él ya no volvió a su posición de letargo y comenzó a cantar, no tanto como antes. Solo si yo le daba el sonido de mi Padre, su canto se hacía celestial. A los pocos días, Charlie, apareció tieso y frío. Se había marchado con su dueño. Mi sonido le había devuelto las ganas de vivir y los dos volaron hacía ....allá. Este es mi recuerdo y mi homenaje a un simple canario que alegró las últimas horas de mi Padre y como él seguirá en mi corazón su recuerdo imborrable.
GRACIAS .... CHARLIE .....GRACIAS.

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