""" CARLOTA, la Madre de los animales abandonados"


""" CARLOTA, la Madre de los animales abandonados"

       Desde hace muchos años, Carlota nunca varió su rutina diaria. Sus hijos, mas que hambrientos eran unos viciosos de la comida. Al finalizar el día y cansada de buscarles comida, aún tenía tiempo para cocinarles y así, no la comerían cruda. Se la servía uno por uno. Las peleas entre ellos, mas bien por celos, eran actos esporádicos y como buena madre, defendía a los mas pequeños y a los más débiles, poniendo orden con un fuerte grito.
         Una vez más ... había que levantarse. Su vieja ropa no precisaba de mucho tiempo para ponerla y con un paquete de bolsas donde traer la comida, salía a la calle. Los más decididos la acompañaban siempre; dos, tres o cuatro hijos la seguían y si por la calle se encontraba a nuevos y posibles hijos que estuvieran abandonados, ella los llamaba para que se incorporaran a su nueva familia, prometiéndole que a su lado, siempre tendrían comida y cobijo. Ellos, como entendiendo su lenguaje, la seguían, mientras los otros hijos les informaban de como era su vida al lado de mamá CARLOTA. Pasados una corta temporada, normalmente la volvían a abandonar, pero ese hueco siempre era pronto ocupado con nuevos hijos. Cuando eso sucedía, ella no los echaba en falta desde aquel que ella misma  había sido abandonada.
            Sus asperas manos se habían vuelto reacias a mantener los olores que desprendían las comidas que la gente tiraba y nada le importaba si con ello, abastecía de comida a sus diferentes hijos de variadas razas.. La gente del Pueblo en general la respetaba pero a la vez su personaje causaba la risa cuando con su gancho, atraía las bolsas del fondo del contenedor. Abría las bolsas sin importarle ni tan siquiera mancharse y menos los comentarios y risas que le dedicaban, pero cuando una de las bolsas, escondía comida en perfecto estado, se sentía feliz y la guardaba en las bolsas que ella misma traía de casa. Su bondad y cariño era tal, que no le importaba gastarse el poco dinero de su humilde pensión en comida para ellos, si un día, el mal tiempo le impedía revolver los contenedores. Pero no tan solo comían sus hijos. La fruta fresca, la carne fresca, el pescado fresco y los yogures sin caducar, a su regreso se lo regalaba a familias que ella sabía que no tenían dinero, ni valor para revolver entre los contenedores.
               En cada bolsa guardaba una comida para cada raza y en otra guardaba la mejor, para los más pequeños y para los más ancianos, la cual, al terminar el día, cocinaba con todo el cariño.Por eso, los hijos que la escoltaban a diario se convertían en los más privilegiados porque eran los primeros en comer y los que mayor cantidad comían. La gente que la conocía, no dudaba en informarla en donde habían visto algún animal abandonado y ella, antes de acostarse, pasaría a recogerlo para llevarlo a su nuevo hogar. Pero el olor en el interior de su casa era irrespirable para la gente que pasaba por allí. Ella no se podía permitir el lujo de valorar los olores. Vivía por y para sus hijos y nadie mejor que ella sabía lo que significaba haber sido abandonada.... sin ninguna explicación
         El Sol calentaba aquel día de verano y cuanta más personas turísticas visitaran el Pueblo, más cantidad de pescado se vendería en la plaza lo cual para ella, significaba mayor cantidad de vísceras, de cabezas y rabos que los clientes no querían, pero sí, sus hambrientos hijos voladores. Ellos, desde primera hora, permanecían pendientes de verla llegar, momento en el cual sus gargantas lanzaban ruidosos sonidos, avisando a los demás de la presencia de "MAMÁ". Sabían que la comida se la tiraría al mar donde aquellas hambrientas GAVIOTAS, la recogerían en un vuelo veloz y en picado. En esos instantes las manos de la buena CARLOTA, se llenaban de grasa de las tripas de los pescados y mientras a los transeúntes, parecía darles asco, ella no sentía nada.... solo la felicidad que otro día le daba... tener comida para sus hijos.. Aquel lejano amor de juventud le robó el sueño de tener sus propios hijos pero ahora tendría muchos más  y de diferentes razas a los cuales nunca les prohibiría que se marcharan de nuevo si eso deseaban. Eran libres de quedarse o marcharse, sin condiciones, sin nada a cambio, solo el amor que les daba y de esta forma podían volver cuando quisieran.. Aparte de las tragonas GAVIOTAS, allí en la escollera del parque infantil, varios nuevos hijos de miaus, formaron su hogar entre las enormes rocas las cuales  servían de protección y en cuyo lugar, sabían que su nueva mamá, todos los días les llevaría comida, lloviera o hiciera Sol. Para ellos, les escogía el pescado más delicado y pequeño que les ofrecía con una cálida llamada, como la llamada que en la sabana hacen las leonas, las leopardas,  etc etc, cuando requieren la presencia de sus hijos y ellos obedientes, no temían en acudir aunque estuviera acompañada por los hijos de su raza enemiga; estos sabían que los gatos, también eran hijos de su misma MAMA. Pero que ningún humano la molestara pues con solo enseñar sus afilados dientes era suficiente para que nadie lo intentara.. Llegaba a tal extremo el cuidado que les daba a sus hijos, que hasta aveces, ella misma con su boca, separaba la comida de los huesos... " por si aquellos magníficos mordedores" se lastimaban. Al final de la tarde, volvía a su hogar para preparar la cena a los hijos que ansiosos la esperaban.
       Después de llenar sus barrigas con kilos de carne y pescado, cansada y rodeada de todos ellos, les contaba viejas historias hasta que cada uno se iba quedando dormido y ella.... la última. Cada hijo tenía un nombre propio que ella designaba en función de su pelo, juventud, vejez, lucha o vagamunderia, pero cada uno sabía que era dueño de un nombre que reconocían cuando su MAMA los llamaba.
      Para ella, todos aquellos hijos formaban toda su vida las 24 horas del día  y todos los días de cada año y así con su presencia, se olvidaba de su propia soledad y sobretodo, el día que aquel joven la abandonó por otra mujer. Había nacido en el seno de una de las familias más ricas del Pueblo y su juventud la dedicó " a coger los puntos de las medias y a  amar a su novio". Ya pasaba de los 70 años y conservaba una silueta juvenil, pero gastada por el tiempo y las condiciones de vida en medio de los que denominó "sus nuevos hijos". La gente mayor del lugar. aún recuerda su extraordinaria belleza adolescente. Era feliz porque amaba y era amada.. hasta que un día, sin explicaciones... se enteró que su novio se había casado el día anterior con otra mujer... y desde ese día se paró el mundo para ella.. Su belleza, su inocencia y todo su dinero.... nunca le devolverían el amor de su amado y sin él, ¿ que sentido tenía la vida....? ¡¡¡¡NINGUNO...!!!!.
     Dicen que durante largos años, se refugio en la gran Ciudad, con personas que le prometían que con sus hechizos, harían volver a sus brazos a su amado, pero lo único que consiguió es entregarle toda su fortuna a esas personas del Mal.. Arruinada y envejecida, regresó al Pueblo, sin nada. Abandonada y siendo la burla de todas las personas al ver en lo que se había convertido aquella, que no hacía mucho tiempo, era rica y bella..   decidió vivir el resto de sus días para todos los animales que habían sido abandonados como ella y desde el amanecer del Sol, hasta la llegada de la Luna, no pararía en buscarles comida por todo el Pueblo. Esos abandonados, serian sus nuevos hijos y juntos, jamás volverían a sentir las soledades de la noche, al mismo tiempo que también de esa forma podría tener cientos de hijos de diferentes razas. Eran libres de quedarse o marcharse y , la buena CARLOTA, nunca más supo de la soledad y el abandono.
   ¿ Su riqueza...?¡¡¡ para que la quería ...!!! la comida JAMAS le faltaría a sus nuevos hijos y era tan bello escucharla hablar con ellos, con aquella voz celestial y mimosa que oírla, a los mayores les hacía recordar cuando ellos eran pequeños y les hablaba ... " SUS MAMAS..."
    Pero un día le sucedió ..... bueno ... eso quedara para otra noche ....

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