La historia del Pio-Pio y la Ballena Asesina



La historia del Pio-Pio y la Ballena Asesina

                     La historia del Pío-Pío  y la Ballena Asesina

“ Cuentan que aquel pajarillo de nombre Pícalo, vivía en el lejano valle del Ruiseñor, en la ladera de la Montaña Sagrada de Kun-Lu y en el poblado de los Pío-Píos .Eran famosos y respetados por su extraordinario y bello que desde el calor de los primeros rayos de sol, llegaban a los rincones más lejanos del Valle Prohibido. Sus vidas transcurrían en paz y armonía, bajo la protección del Gran Jefe de los valles, el león Simba el cual observaba desde la cima de la montaña, cualquier circunstancia que hiciera necesaria su presencia, pero también que en los días de pleno verano, aquellos cantos, le aturdían los oídos. Los padres Pío-Píos, dentro de sus enseñanzas, no dejaban de prohibirles volar más allá del valle del Ruiseñor y menos adentrarse en el peligroso, valle Prohibido, pues Simba, conocedor de todas las tierras les había informado de la existencia de otros animales extremadamente peligros que no dudarían en devorarlos, tales como serpientes, águilas, lechuzas etc.. Y así fueron pasando las décadas hasta que el pequeño Pícalo comenzó a sentir una extraña atracción por el valle Prohibido
-¡¡¡Algún día volaré hacía el valle Prohibido...- repetía una y otra vez.
¡¡¡Debes obedecer nuestras leyes… sobretodo siendo tan pequeño…!!!
¡¡¿ Y cuando seré mayor…. Papá..!!!!
-Te falta mucho tiempo … pero ni de mayor debes bajar al valle Prohibido…!!!
¿Tiempo…?, era algo que a Pícolo no acaba de convencerle…, esperar días y días era demasiado para su curiosidad, así que empezó a planear un viaje de un día aprovechando que sus padres y sus hermanos irían de caza de mosquitos..Sería una aventura corta y al atardecer estaría de vuelta en su nido .Y aquel plan, cada día le iba convenciendo más .Y ese día llegó. Tan pronto como sus padres y hermanos se alejaron del nido, dejó una nota por si acaso regresaban antes de lo prevista con una escueta palabra “ REGRESARE..”. No podía decirles hacía donde se había dirigido… era su secreto y rápidamente levantó el vuelo hacía el valle Prohibido. Aquello era sentir su propia “libertad” a través del paisaje del valle .Pronto se dio cuenta que era verdad la existencia de otros animales que corrían en manadas. Cada vez, Pícolo se sentía más maravillado y convencido de que no había ningún peligro en su aventura y atravesó las tierras del valle Prohibido, Los árboles eran más altos que en su valle y poseían mas polas y hojas y allí en una de aquellas ramas… descubrió un terrible peligro. Apoyada sobre sus patas, una enorme Águila la vio pasar y aunque aquel Pío-Pío era muy pequeño para calmar su hambre, le serviría de entrante, con lo cual, levantó las alas abalanzándose sobre Pícolo, que asustado, se coló entre dos ramas muy espesas, ocultándose
-¡¡¡Aquí … no me verá …-exclamó asustado. Sorprendida la  Águila, lo había perdido de vista
-¡¡¡Vaya con el Pío-Pío que pronto se me escapó…., bueno es tan pequeñazo,, que no vale la pena dañar ,sus hermosas alas entre las ramas y cuando el águila se alejó, salió Pícolo, con todo su cuerpo temblando para buscar donde dar unos sorbos de agua. El murmullo de un cercano río, le llevó hacía él y apoyando sus pequeñas patas… bebió todo lo que pudo…
-¡¡¡Vaya susto que me dio el Águila … ahora comprendo que mis padres tenía razón de lo peligroso que es… estar en el valle Prohibido-pensaba- ya es hora de volver a mi valle pues quien sabe los peligros que puede haber aquí….!!!
Pero aquel aparente tranquilo río, guardaba en sus aguas un terrible peligro. Pícolo, que no paraba de beber, no sintió que se acercaba bajo el agua un enorme cocodrilo y en un instante… abrió su boca y se lo tragó .El pequeño Pío-Pío, se extrañó al principio de ver como la claridad  del día mientras bebía, se volvía en oscuridad absoluta. Al instante se dio cuenta que algún animal, lo había tragado. Recordó que una de las enseñanzas que le habían dado en la escuela, era que en esos casos debían cortar con todas sus fuerzas para que las vibraciones de su sonido, provocasen una sensación extraña de risa que obligaría al cocodrilo, abrir la mandíbula, momento que aprovechó  Pícolo para salir corriendo de aquella oscuridad. Pronto comprendió que ojalá estuvieran su familia allí, para ayudarle a llegar a casa pues el cansancio, el hambre y el miedo, apenas le dejaban fuerzas para continuar .Pensó que aquel río, seguramente pasaría por su pueblo y decidió seguir… pero esta vez a más altura. Pero el pueblo no aparecía, el cansancio lo estaba agotando y el frío y el miedo se iban apoderando de su débil cuerpo. Lo mejor sería descansar un poco y poder alimentarse algo… pero donde. Tuvo suerte porque entre unas ramas un ejército de mosquitos, descansaba de un largo recorrido. Sigilosamente se introdujo entre las ramas hasta que los tuvo cerca y comenzó su banquete, devorando todo lo que podía, tan cómodamente que el sueño se apoderó de él y allí permaneció toda la noche. Los rayos del alba le hicieron despertar y un sentimiento de culpabilidad le hizo llorar desconsoladamente, ¿ como estaría su familia…? Seguramente pensarían que habría muerto, pero no tenía forma de llamarlos, así que con el poco calor que le dieron sus alas y el estómago llenó, emprendió su vuelo siguiendo el río…., pero el río…. Tenía otro camino y este era desembocar en el mar.
Cuando sus padres llegarían a casa y lo único que encontraron fue aquel mensaje “VOLVERE”, se les destrozó el corazón ¿ pero a donde había ido Pícolo…?. Lo buscaron toda la noche de rama en rama, de árbol en árbol, de nido en nido y ni sus alas podían volar más, ni sus ojos podían llorar más… ni sus corazones podían respirar más…Era hora de informar a Simba de la desaparición de Pícolo. Este, cuando comenzó ha escuchar lo sucedido, no esperó más
-Esperarme en vuestro nido…. Bajaré al valle Prohibido y la traeré a casa..
Y como un rayo, echó a correr monte abajo , llamando por Pícolo con la fuerza que solo tienen los leones y él era el único Rey. Nadie en el valle lo había visto, hasta que una Äguila recordó que por el mediodía había visto un Pió-Pío, pero que este se escondió entre unas ramas y nunca más supo de él. Simba estaba convencido de lo que presentía, le había pasado a Pícolo;  algún animal lo había  devorado y con todo el dolor del mundo, debía informar a su familia.
Mientras, el atardecer iba dando paso otra vez a la noche y el pequeño Pío-Pío, continuaba su vuelo sin comprender que iba en sentido contrario a su casa, hasta que de frente, observó un enorme, inmenso río…
-¿Eso …no es un río…? Exclamó
¡¡¡Nooo….!!!, no era un río--- era la desembocadura del rio en el mar y su disgusto le hizo caer desvanecido sobre las olas saladas sin darse cuenta que una Ballana Blanca, llamadas Orcas Asesinas, lo había estado siguiendo y como un rayo, lo introdujo dentro de su garganta.
Cuando el viejo Simba llegó al nido de la familia de Pícolo, su cansancio y su dolor, sin decir nada, fue comprendido por la familia como la peor noticia que podían esperar. Su pobre madre se desmayó de dolor
-Solo lo vió una Águila pero desapareció entre unas ramas.
No había más que decir… era suficiente para entender cual había sido el destino del pequeño y atrevido Pícolo. Lloraron la pérdida del pequeño Pío-Pío, pero debían continuar con sus vidas. Mientras, Pícolo, que sabía donde estaba, comenzó a cantar con todas sus fuerzas, esperando que la ballena hiciera como el cocodrilo y así poder escapar, pero esta vez, aquellos cantos, le producían un bello sonido musical en su garganta y decidió navegar rumbo a las otras ballenas para que también lo escucharan, Estas, no creyeron la historia y cuando abrió la boca, Pícolo salió corriendo sin poder evitar que otra ballena lo volviera a tragar para escuchar su canto. Y así, de una en otra garganta, el pobre Pío-Pío, paró de cantar, pues su agotamiento dio paso a un largo y triste lamento de dolor. Fue la ballena Reina la única que notó aquel llanto y exclamó
-¡¡¡Basta de juegos…!!!! O es que no escucháis su llanto..¿Como habrá llegado al mar un pájaro tan pequeño….?
-Pues yo no entiendo su forma de hablar… ¿Qué podemos hacer…?
-Llamar al Comandante de los peces Voladores…es pible que como los dos vuelan, se entiendan- dijo la Reina.
Cuando llegó el Pez Volador y Pícolo le contó donde vivía y como había llegado al mar se entristeció y también todas las ballenas cuando fueron informadas
¿ Y que vamos hacer…? Nosotras no podemos navegar por el rio de agua dulce…y los Peces Voladores, serían devorados por las Águilas Pescadoras…
-¡¡¡Yo tengo la solución…- exclamó otra vez la Reina…informaremos a los salmones que estos días van ha cumplir con su ciclo que dejar el mar y adentrarse río a río hasta sus zonas de desove; así este Pío-Pío podrá volando, seguir su camino río arriba hasta llegar a su pueblo
-No podrá llegar muy lejos porque a los salmones los esperan muchos devoradores, águilas, lobos, gaviotas y no digamos osos negros. Tan pronto vean al Pío-Pió, será lo primero que comerán…
¡¡¡No me lo creo…- dijo la Reina- porque le daremos a Pío-Pío, uno de mis dientes reales, el cual llevará colgado en el cuello, y cuando cualquier animal se lo veo, comprenderá que es mi amigo y nadie se atreverá a tocarlo.
Y así, informaron a los salmones y a Pícolo y emprendieron el camino de vuelta, no sin antes, la Reina pedirle que cantara un poco para todas las ballenas, como despedida
Pícolo, feliz por su pronto regreso, cantó una vieja nada que su madre le cantaba para dormirse y todas las ballenas, lloraron de emoción.
-Vuelve cuando quieras Pío-Pío, porque con m anillo en tu cuello, nadie te hará daño. Y así comenzó el regreso de Pícolo río arriba, siguiendo la ruta de los salmones los cuales subieron felices porque por primera vez, todos los devoradores de salmones que los esperaban, al ver el colmillo real de la Reina de las Ballenas Asesinas, ninguno se atrevió ha acercarse al río. Y al final de la tarde, Pícolo llegó a su pueblo y su nido, siendo recibido por toda su familia y por Simba con gran alegría, olvidándose de todo lo que había sufrido. Con el tiempo, toda la familia junta, decidió viajar al mar, protegidos por el colmillo de la Reina quedando esta y todas las demás Orcas o ballenas asesinas contentas de verlo de nuevo. Pero nadie de las ballenas se atrevía a ponerle voz a un deseo común, pero Pícolo lo sabía y acercándose a la Reina, le dijo
-¿ Quieres que yo y mi familia os cantemos nuestras canciones….?
La Reina, solo pudo exclamar mientras lloraba de emoción con un ligero  “siii…”  y así pasaron la jornada regresando al poblado de los Pío-Píos contentos y felices…

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